Ya estoy de vuelta de mi viaje a Tailandia y no me quedo indiferente ante esta foto. La verdad, siempre he sido de aquellas que le gusta los retos y se atreve a todo. Pero definitivamente comer escorpiones jamás estuvo en mi lista de cosas pendientes a probar. El miedo me hacía evitar intentarlo, su aspecto me dejaba paralizada y eso que ya he probado cosas exóticas con anterioridad. Desde muy joven he pensado que la mejor manera de conectar con la gente local es mediante su gastronomía y siguiendo ese concepto he probado muchas cosas exóticas para algunos y normales para otros.
Mi primera experiencia gastronómica de este tipo fue en Cusco (Perú) donde me dejé seducir por un suculento plato de Alpaca. Realmente toda una experiencia. Sin dejar pasar demasiado tiempo volví a probar algo nuevo para mi, esta vez se trataría del cuy (conejillo de Indias o cobaya). El aspecto del cuy no me atraía ya que lo asociaba a otro roedor, pero tras superar la primera impresión he quedado satisfecha del exquisito sabor de este plato.
También en Perú, me atreví a comer cocodrilo que es todo un manjar. Si me preguntasen acerca de su sabor, yo respondería que es entre el pollo y el pescado pero en esto seguramente cada uno tiene su opinión. Lo único que puedo asegurar es que el cocodrilo es una de las especies exóticas más demandadas en todo el mundo tanto por su sabor como por su alto contenido nutricional.
No me quedé tampoco indiferente con la comida arequipeña, en la que la criadilla robó mi corazón. Se dice que si se mata un animal al menos que sea para aprovechar lo máximo posible de su carne y es así como en Arequipa lo aprovechan todo. Los testículos del toro son empleados para crear un excelente plato que enamorará a cualquiera que lo pruebe.
Si se mata un animal al menos que sea para aprovechar lo máximo posible de su carne.
Los Suris o los gusanos, se reproducen de los tallos de los árboles y puede llegar a medir entre 5 y 7 cm, son considerados la especialidad de la cocina de la selva del Perú. A pesar de tener un aspecto grasoso y aspecto blando, son crocantes y de agradable sabor. Atreverse es toda una experiencia que no olvidarás y que definitivamente yo recomiendo.
En Italia comí por primera vez el caballo, el jabalí y la paloma. Mientras que en España me quedé sorprendida con la experiencia de comer caracoles. Su sabor depende de la salsa, se puede preparar de diferentes maneras pero al final siempre terminarás con un palillo en mano para poder extraer ese cuerpo escurridizo de su caparazón.
Siguiendo la ruta de sabores exóticos, no me puede faltar Finlandia donde el Reno se convierte en la mejor opción para probar comida tradicional de alto nivel. Su precio es extremadamente elevado sin embargo merece la pena ya que es un plato que marcará tu viaje.
En Tailandia fue todo un reto personal. La verdad es que comer escorpiones o grillos me producía algo de rechazo por el sólo aspecto, pero tenía que probarlo para opinar. Quería en definitiva acercarme a la cultura de los locales. ¡Si ellos lo hacían por qué yo no! Aún recuerdo el miedo invadir mi cuerpo pero superado eso. Descubrí que era un frito más. Algo amargo eso sí.
Era hora de pasar a otro nivel en mi escala de comida exótica y esta vez se trataría de gambas de río vivos. Ver como se movían y se resbalaban en la boca de las personas que lo comían, me causaba impresión. No estoy segura que me dio valor para comerlos pero la decisión ya estaba tomada. Cometí el error de no masticarlos y eso incrementó la impresión de tenerlos en movimiento dentro de la boca. Al terminar la experiencia, confieso que empecé a temblar, sudar y hasta llorar por la impresión de haber comido algo vivo. Si me preguntasen por el sabor, diría que absorbe el sabor de la salsa y realmente es agradable al paladar. Pero si la pregunta fuese si lo volvería hacer, entonces es aquí donde entraría en duda y creo que necesitaría coger mucho valor nuevamente. En definitiva, comer gambas de río vivos ha sido lo más top que he probado en términos de comida exótica.